El caso de Elena II
Elena es una niña de 15 meses de edad y en la escuela infantil tiene dificultades de controlarse y comportase de acuerdo a las normas, además no dice ni una palabra hecho que a Miguel , su maestro de educación infantil le preocupa.
Miguel se plantea como poder atender a Elena de forma adecuada barajándose la posibilidad de que pueda tener un déficit auditivo.
Ante la menor sospecha, consultar al especialista, que a través de estudios audiométricos, detectará el nivel de su capacidad auditiva. Son diversas las técnicas que desde el momento del nacimiento del bebe son capaces de detectar cualquier problema auditivo, ellas nos permitirán tomar las medidas necesarias que facilitaran al niño la adquisición del lenguaje dentro de los niveles de edad esperados...
Sabemos que estos mismos síntomas se presentan en otros trastornos de lenguaje que no tienen su origen en causas auditivas, de allí la importancia de realizar un diagnostico lo antes posible, que evite los tratamientos inadecuados y la perdida de tiempo.
El desarrollo del habla y del lenguaje dependen de la capacidad de oír, si el niño no escucha y no desarrollamos en el,habilidades auditivas, no será capaz de aprender, ni reproducir los sonidos, no entenderá el significado de ellos y por lo tanto no podrá hablar.
Según Marchesi ( docente de Psicologia Evolutiva), existen una serie de factores que van a condicionar el desarrollo del alumno con déficit auditivo. Éstos son: el grado de intensidad de la pérdida auditiva, la edad de comienzo de la sordera, el origen de la sordera (congénita o adquirida) y las actitudes de los padres y madres ante la sordera.
La familia es el primer contexto socializador por excelencia, el primer entorno natural en donde los miembros que la forman evoluciona y se desarrollan a nivel afectivo, físico, intelectual y social, según modelos vivenciados.
En este caso, los padres de Elena pasan mucho tiempo fuera de casa debido a sus trabajos y ésto no facilita el desarrollo de la niña. Aceptar que un hijo padece un tipo de déficit toma un tiempo de procesamiento, situación que varia de una familia a otra, de una persona a otra. Por ello es tan importante señalar la fortaleza, perseverancia que deben asentar los padres, pues ello facilitará o entorpecerá el desarrollo emocional-social del niño. Uno de los objetivos prioritarios , debe ser la formación e información de los padres, quienes forman parte del equipo educativo.
Por el otro lado, el contexto escolar puede contribuir a brindar buenas oportunidades educativas que potencien al máximo las capacidades de cada niño o niña sean éstas las que sean. No se trata tanto de integrar niños con discapacidades en un medio normalizado, cuando más bien de concebir la escuela como un lugar donde tiene cabida la diversidad de niños y niñas que hay en nuestra sociedad.
Como educador infantil hay que utilizar técnicas especiales para llevar a cabo una actuación correcta con el niño o niña con déficit auditiva, como por ejemplo:
- realizar las adaptaciones necesarias para esta alumna echando mano de recursos pedagógicos que le permitan acceder al mismo currículum del niño oyente, ya que la finalidad de la escuela inclusiva es que los niños se integren en la sociedad.
- mirar a la cara cuando se hable con ellos; así podrán ver nuestro rostro. Se debe conseguir sin que se sienta obligada a hacerlo, a través de la expresión, la mirada, la mímica corporal, los gestos faciales..., son los que le llevan a buscarnos el rostro durante la comunicación. Si intentamos dirigir su mirada orientando su cara con nuestra mano cada vez que queramos hablarle, es muy probable que con el tiempo esta situación le resulte desagradable y que, a la larga, se produzca un bloqueo en la mirada. Esto no quiere decir que no podamos recurrir a tocarle en el cuerpo o incluso en la cara suavemente, cuando queramos avisarle de que nos vamos a dirigir a ellos. Esto último también se hace con los niños oyentes en ocasiones, y en otras, les llamamos por su nombre para que nos atiendan. Dada la importancia de que el alumno mire al rostro de su interlocutor (lectura labial), la situación ideal de comunicación es cuando nos mira de forma espontánea.
-cuando hablemos con ella nuestra situación ha de ser frente al rostro del alumno, no de lado ni ligeramente ladeado, con el fin de facilitar la lectura de los labios. La mejor situación es que nuestro rostro esté a la altura de sus ojos, por lo que el adulto debe adaptarse para conseguir este objetivo en los intercambios comunicativos.
-hablarle despacio, fundamentalmente para que puedan apreciar mejor el movimiento de los labios, pero sin que una excesiva lentitud dificulte la percepción de cada palabra como una totalidad, ni la secuencia de palabras.
-la vocalización ha de ser clara pero sin exageración, ya que se puede llegar a deformar la articulación y el movimiento de los labios en el intento de facilitar la lectura labial.
-se debe utilizar una comunicación practicamente normal, empleando frases sencillas pero completas.
-animarlos a que hable, a que contesten preguntas y a que tenga una participación similar a la de sus compañeros.
Para finalizar hay que decir que debemos admitir a los niños y niñas sin criterios discriminatorios o en todo caso, hacer una discriminación positiva, dando ventaja a aquellos que por sus condiciones precisan una educación infantil que compense en parte sus menores oportunidades.
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Estoy de acuerdo con tigo: que el desarrollo del habla y del lenguaje dependen de la capacidad de oír,si un niño no oye, no será capaz de aprender, ni reproducir los sonidos, ni entender el significado y por lo tanto no podrá hablar.
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